miércoles, 20 de noviembre de 2013

Líbano-Siria y la estrategia de los coches bomba



El doble atentado contra la embajada iraní en Beirut, es el primero de su tipo contra una sede diplomática desde la Guerra Civil de 1975-1990, y muestra la rapidez con la que Líbano ha sido arrastrado a la guerra civil de Siria y las graves consecuencias para la frágil seguridad y la estabilidad del país. Los atentados, que han enviado ondas de choque a través de Líbano han  aumentado el temor de la violencia sectaria que se vive en Siria; algunos sectores internos en Beirut relacionaron las palabras del líder de Hezbollah, Sayyed Hassan Nasrallah, quien  prometió mantener los combatientes del partido en Siria luchando junto a las fuerzas del presidente Bashar Al-Assad, contra los grupos rebeldes.

Las fuerzas leales a Al-Assad empujaron a los rebeldes de la ciudad de Qara, reforzando su control sobre la carretera que une la capital con las fortalezas del alawitas a lo largo de la costa mediterránea; la ruta se encuentra a 80 km al norte de Damasco, en las montañas Qalamoun, y marca un nueva ofensiva estatal junto a la iniciada en Aleppo.

La estrategia de Hezbollah dentro de la campaña de Qalamoun es diferente de la aplicada en la batalla de Qusayr: la actual ofensiva es tranquila y lenta, centrada en golpear en los pueblos y regiones poco a poco en vez de lanzar un ataque veloz y directo, como fue el caso de la batalla por Qusayr. En el plano político, los medios de comunicación han tratado a la ofensiva con tranquilidad y lejos de los focos; los resultados de las batallas sólo se tratan cuando se presentan las batallas, lo que mitiga las reacciones y presiones árabes e internacionales, especialmente en lo que la atención mundial se centra ahora en las negociaciones entre Irán y la comunidad internacional sobre la cuestión nuclear y en la preparación de la Conferencia de Ginebra 2.

En el nivel de seguridad, fuentes cercanas al partido chiita predijeron "nuevos intentos de ataques explosivos en algunas regiones" tal como sucedió con la embajada iraní en Beirut, a pesar de las estrictas medidas de seguridad puestas en marcha durante las conmemoraciones de Ashura.

En Siria, los atentados suicidas fueron particularmente usados en el día de hoy. En Deir Attiyeh, dos coches bomba suicidas detonaron sus explosivos fuera de un hospital, matando a los guardias, según informó la televisión estatal siria; Rami Abdurrahman, miembro del Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, dijo que los atacantes eran ciudadanos saudíes del Jabhat Al-Nusra y del Estado Islámico de Irak y Siria (ISIS), ambos pro Al-Qaeda. Otros atentados suicidas con coches bombas dirigidos contra un puesto de control del Ejército sirio  y un cuartel general de seguridad en las afueras de Nabak, dejaron decenas de de soldados muertos o heridos.

Los cuatro coches bomba detonaron en la región Qalamoun, cerca de Líbano, parece ser la respuesta de los grupos rebeldes yihadistas a la afirmación del Ejército que había dicho anteriormente que estaba cazando a los yihadistas en toda la región. Los combates se han extendido a toda la región y ahora el ejército bombardeó principalmente el bastión rebelde de Yabrud y Deir Attiya.

Los rebeldes de Jabhat Al-Nusra dijeron que su grupo, junto con el ISIS, había enviado cientos de combatientes al frente Qalamoun en las últimas semanas y que "Podría haber más ataques especiales como lo que vio hoy (…) El régimen tiene una mejor oportunidad de ganar, pero los luchadores han preparado algunas sorpresas con la ayuda de Dios."

La caída de Qara se trata de un importante revés para los rebeldes, que han ocupado Qara por más de un año y que sirvió como un punto de distribución de contrabando de armas a la oposición desde Líbano. El frente rebelde la región centro-oeste, a lo largo de las montañas Qalamoun, parece haberse fragmentado sino se derrumbó; ahora el gobierno sirio tiene una línea relativamente segura de comunicación desde Damasco con los puertos de la costa de Tartus y Latakia, no solo para su propia seguridad sino para facilitar el transporte los de agentes de armas químicas de sitios cercanos a Damasco para su destrucción.

Las fuerzas leales al presidente Al-Assad recuperaron Qara y sólo necesitan a Nabak para consolidar el control de la ruta de Damasco a la costa, ese objetivo se ve impedido por unos pocos grupos rebeldes que se mueven en las montañas; el punto es que ambos bandos entienden que las vías montañosas son vitales para el acceso del contrabando que proviene de Líbano, con los rebeldes a la defensiva en todo el país esta batalla podría comenzar a definir el escenario sirio.

Esta no es la primera vez que la guerra civil siria se ha extendido a los países vecinos. Pero el ataque a la embajada de Irán ha aumentado los temores de un mayor grado de violencia sectaria a escala regional. Irán y Hezbollah son chiitas, lo que los convierte en aliados naturales para el régimen sirio, que está luchando contra una rebelión sunita financiado por los países sunitass ricos en petróleo como Qatar y Arabia Saudita. En cuanto a Líbano, su situación es muy precaria, ya que tiene una gran población sunita y chiita, con el agravante que el país ya luchó su propia guerra civil durante 15 años que devastaron al Estado.

Aunque un  grupo yihadista sunita, Brigadas de Abdullah Azzam, se haya adjudicado el ataque a la embajada iraní en Beirut, su objetivo es obligar a las fuerzas de Hezbollah a retirarse de Siria está muy lejos de haberse cumplido; por el contrario, confirma los dos discursos del Secretario General de Hezbollah, Sayyed Nasrallah, cuando dijo que la guerra en Siria era religiosa contra los Takfiris. Si bien dentro de Líbano, las cuestiones estratégicas y sectarias se entremezclan con acciones mortales en el último tiempo, la violencia de los sunitas contra los chiitas en Líbano no ha hecho ninguna diferencia en la guerra civil siria. Pero ésta si afecta de manera directa la vida de los libaneses.






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